viernes, julio 29, 2005

Hay un alien en mi vagón

El transporte público está poseído. En este último mes, en mis viajes por trenes, metros y autobuses, creo que lo he visto todo: voces en los autobuses, vagones que se tragan gente, trenes de metro que aceleran a mala leche...

Monto en el autobús y detrás de mi una chica, que dicho sea de paso era muy guapa y atractiva. Nos sentamos y esperamos nuestra parada. Varios segundos después de la anterior parada a la que nos teníamos que bajar, ella le da al timbre. El busero para, recoge a un viajero y hace el amago de irse y sin darme tiempo a reaccionar oigo una voz que, como salida de ultratumba, dice: ¡Oye! ¡Abre aquí atrás! Asustado miro a la chica que gasta cara de asesina... Yo agacho las orejas y me bajo del autobús.

Los trenes son algo más divertidos, sobre todo cuando las cosas no te pasan a ti. Estando yo en los asientos abatibles pegados a la puerta del vagón el tren llega a la estación de Atocha. El tren se para, las puertas se abren la gente en masa sube y pasados unos esgundos suena el pitido caracterísitco de que las puertas se van a cerrar. En eso veo correr a una chica con cara de ilusión por poder entrar en el tren. Sube la primera pierna y las puertas empiezan a cerrarse. Ella, asustada no sabe si subir o bajar, mientras las puertas siguen cerrándose. Las puertas se topan con su pierna izquierda que sigue en el primer escalón de la escalerilla. La puerta se bloquea con la pierna de la pobre sicha entre medias. La imagen es cuanto menos algo graciosa para el que lo está viviendo desde fuera. El final es sencillo las puertas se vuelven a abrir y la chica sube al tren con un lógico color colorado en sus mejillas.

La última historia que he vivido fue en el metro. La situación era línea 10 del metro de Madrid, vagones gusano (para los que no los conozcan son los trenes en que todos los vagones están comunicados, como los autobuses articulados). Nos montamos todos y algunos nos sentamos en asientos libres y otros menos afortunados se quedan de pie. Una chica se dispone a guardar cosas en el bolso cuando el metro arranca con una potencia que nunca había visto. La chica pierde el equilibrio y sin poder evitar la inercia de su cuerpo empieza a dar tumbos en la dirección contraria hasta toparse con una barra donde agarrarse. Ha viajado varios metros hacia adelante en metro y ha tropezado varios metros hacia atrás dentro del vagón.

Ya sabéis, tened cuidado cuando montéis en un transporte público porque puede que lo conduzca Carlos Sainz o un trenista con mala leche que puede hacer que habiéndoos montado en el primer vagón aparezcais en el último. Por último, si apreciáis vuestras estremidades procurad subir al vagón al estilo Indiana Jones cuando oigáis el pitidito del tren.

Dedicado a Alz.

5 comentarios:

Alberto Fernández dijo...

Hombre, después también está la variante practicada en Coruña, que paso a contar: si tienes un conductor con mala leche, un autobús antiguo y destartalado y un terreno lleno de curvas y baches, lo mejor que puedes hacer para que la gente no se mate de un lado a otro del urbano, es llenarlo hasta que el número de gente que se encuentre en el interior impida cualquier movimiento posible; algunas veces incluso, es tal el número de estudiantes (pues suele ocurrir con mucha frecuencia en el bus universitario), que me jugaría algo que de producirse un choque, el autobus no se deformaría. De vez en cuando pienso que las sardinas viajan más cómodas que nosotros...

Un saludo desde A Coruña

Anónimo dijo...

Jejeje, por qué será q sólo te fijas en chicas en apuros? :-D
Me mola, en serio, tiene gracia, un estilo así como irónico cínico curioso, mu cachondo. Mi mejor experiencia en transporte público fue en unas fiestas de químicas en Burgos, estando todo tajado, entré en un autobús de piso bajo sin mover los pies, empujado por la marabunta, brutal. Buen verano Osete, hasta pronto!

Anónimo dijo...

Wola!!! Como te acabo de decir hace un ratillo se te va un poquillo la pinza... esto de ser informatico no debe ser nada bueno...jeje pos nada wapo lo dicho, que me alegrfe de verte un año mas (aunqeu solo nos veamos en las fiestas de tu pueblo jeje) y que te espero por salamnca prontito!!!

Anónimo dijo...

Es cierto que estas cosas solo tienen gracia si les pasa a otros... Yo una vez corrí hacia un vagón de metro que amenazaba con dejarme en tierra y tropecé/resbalé/trastabillé (marque solo una). La siguiente imagen que tengo es de sentir las puertas cerrándose detrás mio mientras yo quedaba de rodillas en mitad del vagón. Hubiera estado bien si me hubieran echado monedas...

Anónimo dijo...

De vuelta a casa vuelvo a leer lo que escribe la gente (siempre es mas divertido que la IA).

Cuanto una anecdota mia: hay que tener cuidado con los trenes porque tienen puertas en los dos lados. Un dia me subo al tren y me apoyo contra la puerta de enfrente de la que me habia subido. En la siguiente estacion iba lo suficientemente distraido como para no saber que las puertas en esa estacion se abrian por el lado en el que yo estaba. Un señor dio al botoncito y desaparece mi apoyo con lo que el yayo que de espaldas estaba se va para el suelo. Menos mal que estaba Pedro que me sujeto. En otro caso me pregunto si el hombre que abrio la puerta me hubiera intentado coger o si hubiera pasado y me hubiera ido contra el suelo....

En otra ocasion en la misma linea de tren una chica se quedo con la cabeza dentro del tren y el resto del cuerpo fuera...mucho mas grave que lo de que viste tu con la chica con la pierna.