sábado, diciembre 03, 2005

No dejes de cantar María

La sala está a medio llenar. Me siento al fondo solo. El camarero se acerca y me pregunta qué quiero tomar, le respondo que una cerveza. Mientras el camarero vuelve yo observo a la gente. Un grupo de seis personas, cuatro chicos y dos chicas, que hablan y ríen sin parar. Hay enfrente de mi una pareja que se acaricia con dulzura.

La gente va llegando y Lucas sube al escenario. Coge la guitarra y la afina. Todo el mundo empieza a guardar silencia mientras se presenta.

- Hola, a todos y gracias por estar aquí. Para aquellos que por equivocación hayan entrado decirles que me llamo Lucas y que canto. Bueno, lo intento, a veces lo consigo y otras no.- Risas.

Empuña la guitarra y comienza acariciar las cuerdas sacando de ellas un sonido fuerte pero lastimero. Comienza a cantar y su voz, grave y profunda, comienzan a contar una historia. Me gusta la forma en que toca la guitarra, viaja por las cuerdas con agilidad y certeza. La canción termina y el público rompe en aplausos. Cuando veo que al escenario se sube una chica morena. Se descalza.

- Bueno, esta es María. Juntos hacemos Maluca.- La gente aplaude. - Este tema tiene ya algún tiempo pero para nosotros es muy especial.

Ella coge el micrófono y siguiendo la melodía de la guitarra con las manos marca el compás. Con la entrada de su voz en escena me recorre un escalofrío todo el cuerpo que me hace estremecer. Qué potencia de voz, qué fuerza y a la vez que dulce. Su voz me imnotiza. No consigo escuchas las letras. No entiendo lo que dice. Estoy extasiado con el sonido de su voz, me lleva a un mundo interior que no conocía dentro de mi. Recuerdo buenos momentos de mi vida, recuerdo malos momentos de mi vida.

Me siento a gusto, cierro los ojos y me dejo embelesar por la dulzura de su voz. Me lleva a un mundo bello. No siento confusión, todo está claro, sé lo que quiero.

Su voz ha dejado de sonar. Me despierto y todo el mundo está aplaudiendo me incorporo y me acerco a la chica que se está bajando del escenario y le digo: Hoy he aprendido a enamorarme de oido, gracias. No dejes de cantar María.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

solo que no estabas solo...y que despues del concierto al que saludamos fue a Lucas...jajaja...¿por que? nunca lo sabre...

Alberto Fernández dijo...

Hasta ahora no sabía que comentarte en este post, pero me he dado cuenta de una cosa, que lo único que puedo decir es que vaya envidia me has dado, jejejejejeje.