jueves, octubre 14, 2010

Abuelo, por qué miente la gente

- ¡Ay, hija mía! ¿Qué preguntas me haces? ¿Por qué miente la gente? Pues mira, en realidad, cada persona tendrá sus razones, incluso te diré más, hay distintos tipos de mentiras.
- ¿Distintos tipos de mentiras?
- Sí, cariño, para mí hay cuatro tipos de mentiras. Te explico. El primer tipo de mentiras realmente no se puede considerar una mentira, son metirijillas. Son las conocidas como mentiras piadosas. Una mentira piadosa es esa que se cuenta para hacer más llevadera una verdad.

La pequeña se queda pensativa un segundo, mira al abuelo y le espeta.

- No lo entiendo, ¿si es una mentira cómo puede hacer más llevadera una verdad?
- Déjame que te ponga un ejemplo. ¿Recuerdas el guiso de carne que hizo la tía Berta la semana pasada?
- Sí, estaba malísima.
- Lo sé. ¿Y recuerdas qué decía todo el mundo?
- Sí la gente le decía que no estaba mal. Sabía muy mal.
- Sí, pero de haberle dicho que sabía mal podría haberle molestado. Piensa que le había llevado toda la mañana hacerla y había puesto mucha ilusión en ello. Eso es una mentira piadosa. Pero también acuérdate de que luego le estuvimos dando consejos para que la próxima vez que lo hiciera supiera mejor. Es una mentira, sí, pero es para que alguien a quien quieres no se lleve un mal rato.
- ¡Ah! Entiendo. ¿Cuál es el segundo tipo de mentira?
- El segundo tipo de mentiras son las que se dicen para hacer daño a la gente.
- ¿Para hacer daño? ¿Como un pellizco?
- No, se dicen para hacer daño en el corazón.
- ¿Te pellizcan el corazón?

El abuelo suelta una sonora carcajada mientras mira a su pequeña.

- Se podría decir que sí, como si te quisieran pellizcar el corazón. Eres muy pequeña para comprender este tipo de mentiras. Son una cosa muy fea. Ya hablaremos de esto cuando seas algo mayor.
- Vale, abuelo.
- El tercer tipo de mentira es el que se dice para engañarse a uno mismo.

La cara de la niña es un cuadro. Se nota que no entiende nada porque sus ojos van de un lado a otro, como buscando en su pequeña cabecita la respuesta a tantas preguntas que se le amontonan.

- Veo que no lo tienes muy claro, ¿verdad?
- No.
- A veces, para poder mentir a los demás hay que empezar por mentirse a uno mismo. Si no te engañas a ti mismo no puedes engañar a los demás. Una vez que tú mismo te crees tus mentiras estás en disposición de mentir a los demás.
- ¿Y por qué la gente va querer mentirse a uno mismo?
- Por la misma razón por la que nacen todas las mentiras, por miedo.
- ¿Miedo? ¿Miedo a qué?
- Miedo a la verdad, pequeña, miedo a la verdad. La verdad a veces puede ser cruel, aunque sea la verdad.
- A mí no me gustan que me mientan.
- Claro que no, pequeña, a nadie. Pero mucha gente no está preparada para escuchar la verdad. Es más, hay mucha gente que no está preparada para sus propias verdades, entonces es cuando se engañan a si mismos y engañan a los demás.

Ambos se quedan en silencio. El abuelo mira a la pequeña y le dice.

- No te preocupes, eres muy pequeña para entenderlo. Espero que nunca tengas que engañarte a ti misma.
- Yo también.

El abuelo continúa hablándole.

- Por último, mi amor, están las medias verdades. Yo no las considero una mentira como tal pero hay mucha gente que opina que no decir toda la verdad es mentir.
- ¿Cómo se dice una verdad a medias?
- Es fácil, solamente hay que decir una parte de las cosas y no decir la otra parte. Te pondré un ejemplo. El otro día fuimos juntos al parque, ¿verdad?
- Sí, estuvimos en los columpios, en el tobogán y luego fuimos al quiosco.
- Eso es. ¿Y recuerdas que te dije que no le dijeses nada a mamá de la bolsa de gusanitos?
- Sí.
- Cuando llegamos a casa mamá te preguntó si lo habías pasado bien y tú respondiste que sí y no le dijiste nada sobre los gusanitos.
- Sí, porque a mamá no le gusta que los coma.
- Como no le dijimos nada de la bolsa de gusanitos se puede decir que le contamos la verdad a medias y no pasó nada, ¿verdad?
- No.

De nuevo se callan y la niña termina por preguntar.
- Abuelo, ¿me has mentido a mí alguna vez?
- No -responde al instante el viejo.- Nunca. No hay ninguna razón para mentirte a ti, mi amor.
- Vale, porque me gustaría que me dijeses la verdad siempre. ¿Vale?
- Vale, cariño. Yo siempre te diré la verdad.

5 comentarios:

Alberto Fernández dijo...

Nietzsche que además de alemán era filósofo y de los buenos, dijo:

"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti."

Lo peor de la mentira es que daña en la línea de flotación a la confianza. Algo que se tarda mucho en construir. Este tema de las mentiras y las verdades me produce mucha desazón y mil contrariedades.

El relato, por otro lado, fantástico y te felicito por esos magníficos diálogos entre el abuelo y su nieta, tan llenos de sabiduría. Son un auténtico placer leerlos.

Un abrazo desde Madrid.

PD: ¿Existe alguna mentira de la que te hayas arrepentido luego? Yo esta vez contesto antes, si :D

Unknown dijo...

Alberto: la mentira es ella misma un mundo...

¿Te arrepientes de alguna mentira? Eso te pasa por mentir...

Disfruta y sé feliz.

Alberto Fernández dijo...

Contra el vicio de preguntar, la virtud de callar ;)

Un abrazo David.

mummyzamillionaire dijo...

Me encanta esto relato sobre mentiras! explico un verdad sencillo que es realmente dificil de explicar.

Unknown dijo...

mummyzamillionaire: celebro que te guste. Últimamente estoy descubriendo que en la sencillez hay mucha belleza.

Disfruta y sé feliz.